Me niego a voltear a verte. No quiero que mis ojos descubran la verdad.
Pero más allá de mi mente está mi corazón que me hace voltear.
Volteo y te veo, ya vi lo que no quería y entonces regreso la mirada.
El corazón le ordena a la mirada que vuelva de quisquilloso a observar.
Volteo y el beso en la mejilla.
Regreso mi mirada al monitor, pero parece que la hombro le llama una imagen misteriosa y los ojos se vuelven a querer ir, el cuello se mueve y te vuelvo a ver, ya no es una mejilla y un par de labios. Ahora son un par de labios con gloss y una lengua despiadada.
Decidí cerrar las cortinas y por más que los ojos quisieron abrirlas. La mente se negó a abrir la ventana que retenía un puñal que iba directo al corazón.
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