jueves, 28 de noviembre de 2013

Felicidad

Qué pasa cuando quieres decir mil cosas y las palabras nomás no salen. Bueno, en realidad tú no las dejas salir, no las quieres decir... por esa barrera estúpida de negarte a mostrar tu lado débil.
No, nunca quiero que me vean llorar, no quiero que me vean sufrir... porque sí, soy débil. Porque sí, tengo sentimientos, pero nunca los he mostrado. ¿Y qué pasa si me ve llorar? ¿Qué pasa si me ve sufrir? ¿Qué pasa si estoy enojada? ¿Qué pasa si estoy triste? Nunca tuve nadie a quién contarle que no fuera para caer en adicciones. Después del alcohol y las drogas, después de darte cuenta que esas no son soluciones y que en realidad eso no divierte, ¿qué es lo que divierte? Pinche mente transtornada. Pienso mil cosas, suicidio o que ojalá me cayera un piano gigante encima, desaparecer, lo que sea pero que acabe con esta depresión inminente. ¿Cómo volver a ser feliz? No encuentro el camino a cuando sonreía, a cuando no me importaba si los demás eran felices, porque yo también lo era. Pero tal parece que estoy en duelo porque no lo logro aceptar, no logro aceptar que me da un coraje insoportable el ver a los demás ser felices. Y yo, yo tirada al piso para ver si alguien se apiada de mi, me abraza, no me pregunta qué tengo, sino que solamente me abraza y deja de hablar.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Sólo quiero un apapachito

Sí, siempre lo olvido.

Pero lo recuerdo cuando ya está encima de mi, cuando ya está comiendome las entrañas y cuando ya no lo aguanto más.

Es ese pinche sentimiento de tristeza e impotencia y es que aunque usted no lo crea, tengo corazón de pollo.

Ahora la tristeza es que me cayó de nuevo la pedrada de sentirme completamente sola en este mundo, y es que somos individuales, nadie depende del otro tanto como pensamos. Sin embargo, no sé por qué me empeño en siempre esperar algo de los demás, al menos un sentimiento de reciprocidad de amistad, amor o cariño.

No hablo sólo de lo personal, sino de lo laboral. Es inútil intentar trabajar solos, es inútil intentar sacar adelante un proyecto, por pequeño que sea tú solo... y es que eso me ha enseñado la vida, a no ser sólo yo. A ser todos nosotros, no soy, somos.

Somos los que trabajamos aquí, somos los que vivimos aquí, somos los que caminamos por aquí, somos los que platicamos, somos los que comemos, somos, somos somos... ¿Los demás no lo notan? ¿De qué se trata cuando buscas salvarte sólo a ti?

¿Qué ganas con no ayudarle un poco al otro? ¿Qué ganas echándole pistas equívocas u obstáculos para entorpecer su camino? Lo peor es que no pretendo entenderlos, cada quien es un mundo. Lo que más impotencia y tristeza me da es que yo sigo esperando que los demás dejen de ser autónomos y también piensen en mi. En mis necesidades, en mis sentimientos, en mi cansancio, en mi bienestar...

Tal vez debo seguir fomentando eso en mi misma, para poder esperarlo de los demás.
Tal vez tengo que preguntar más acerca de cómo van las cosas y cómo apoyar para poder yo demandar algo similar.
Tal vez no es suficiente con lo que ya hago.

Pero sólo quiero un apapachito de vez en cuando, pero parece que no lo podré encontrar por el momento en ningún lugar... ¿entonces cuándo?

lunes, 18 de noviembre de 2013

Meduza vs. La Autoridad

"¡Ah! conque sí hay alguien en la vida de Meduza que marca autoridad sobre ella."

Desde que me dijeron esa frase no ha dejado de dar vueltas en mi cabeza. Y es que desde entonces me he dado cuenta que tengo serios problemas con la autoridad.

En pocas y resumidas palabras, odio sentir que estoy cumpliendo con lo que alguien me está obligando a hacer. Y cuando digo odio, me refiero a que me dan ganas de tomar a esa persona por el cuello y estrellarlo contra el escritorio, después patearlo y escupirle en la cara.

¿Por qué? Es la pregunta que me lleva a pensar en mi infancia y buscar a las figuras de autoridad... y es que ya pensándolo, siempre me salí con la mía. Lloraba un poco, hacía berrinche, gritaba, azotaba puertas y todo por un poco de atención y además para que la otra persona fuera a disculparse por no haberme tratado como reinita.

Ahora que me enfrento al mundo real, donde no todos van a escuchar mis berrinchitos, donde llorar y patalear no es suficiente para progresar, donde tengo que hacer las cosas y no esperar a que alguien las haga por mi... es entonces donde ya no puedo continuar.

Es entonces donde no sé por donde darle, donde me pierdo y no sé cómo continuar.

Cuando llega la autoridad a la que no le puedo hacer berrinchitos o cuando se presenta la situación en un lugar donde no me conviene patalear, me vuelvo impotente.
Los súper poderes desaparecen y soy completamente mortal.

Si no hago lo que en un inicio me propuse, la cabeza me da vueltas y el coraje corre por los ojos, las venas y hasta por la voz.
Respiro miles de veces antes de decir una palabra, pero no es suficiente. Las facciones tensas y malhumoradas ya se hicieron presentes y entonces viene la pregunta ¿Qué tienes? ¿Por qué estás así? ¿Estás preocupada? ¿Por qué la cara?

Preguntas que no dejan un espacio a la respuesta y que se vuelven como un taladro en la cabeza.

¡¡CÁLLATE!!.

Si lo que quieres es ayudar, lo único que necesito es que me dejes respirar y aceptar que una vez más se presenta frente a mi en el ring, mano a mano, el poder de la autoridad anticaprichos.

Y lo peor, es que aunque conozco el mal, aún no encontramos la cura.
Poco a poco los respiros valen para pura madre, las canciones relajantes ya no lo son, ya no hay pensamientos positivos, no hay la visualización de un futuro próximo diferente y el corazón sólo alberga odio.

Si usted tiene la cura, no dude en contactarme.

Intento #850 para ser feliz

Depresión.
Es el diagnóstico oficial.

¿Y cómo decirle a la gente que detrás de la sonrisa o detrás del enojo está diagnosticada la depresión?
¿Cómo decirles que más que regaños o palabras de aliento, lo que necesito es un respiro?


PAUSA.... respiro.... recuerdos... tranquilidad.... concentración... silencio.... tiempo.

Sólo quiero un respiro, una pausa sin segundos en los que tenga que pensar en el tiempo, en lo rápido que pasa y en las pocas cosas que se hacen dentro de los miles de segundos que transcurren al día.

Quiero un momento para estar en paz conmigo misma, para disfrutar del olor a mi, para saborear mis lágrimas y reírme de mi misma. Quiero regañarme en mis pensamientos, asentir a mis ideas, luego tacharlas mentalmente y recordar mis ideologías pasadas. Después quiero borrar todo pensamiento y volver a aprender. Aprender y desaprender.

No quiero escuchar a nadie mas decirme qué es lo que tengo que hacer o qué me recomienda que haga. Quiero un mundo, no un mundo no. ¡Una GALAXIA entera para hacer y deshacer a mi gusto!

Sueño siempre con la independencia, ¿dónde está?. ¿Dónde está ese momento donde estoy conmigo solamente? ¿Dónde encuentro el tiempo y el espacio donde hablaba con ella y sonreía? ¿En qué puerta equivocada entré para ver el mundo de cabeza? ¿Cuál cerrojo no abrí para encontrarme con las almas que conocía?

Sólo quiero tiempo. Que no pase el tiempo. A veces que regrese muy a prisa para volver a comenzar. Volver a reir. Me da miedo tener ganas de que regrese el tiempo para poder llorar.

Pienso en el futuro y sólo vivo para pensar en el día en que no salga de la cama, en el día en el que por fin le dedicaré horas a mi cuerpo, a hidratarlo, a ejercitarlo, a apapacharlo, a aromatizarlo, a tocarlo.

Quiero sentirme bien, quiero que me vean que me siento bien.

Pero por el momento, sólo logró poner una sonrisa falsa, un enojo al sentir ciertas presencias cerca y una rabia inmensa al percibir la felicidad ajena.

Depresión.
Es el diagnóstico final.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Cada libro que leo, siento que ha llegado a mis manos y ojos en un preciso momento, tal es el caso de "Instrucciones para vivir en México" de Jorge Ibargüengoitia, he aquí la muestra:

- Pues bien. Aquí viene la moraleja de esta historia. Panchito Canaleja era tan eficiente y tan capaz que tuvo catorce oportunidades para ascender a puestos más exaltados. Catorce veces Don Pancho Canaleja se opuso, porque Panchito era indispensable en la oficina. Panchito aceptó esto de buen grado, porque su ambición consistía en llegar a ser rey en donde había sido durante tantos años eminencia gris. Es decir, en ocupar el puesto de don Pancho...

No le fue concedido... -

lunes, 4 de febrero de 2013

Insomnio?

Insomnio, el pretexto perfecto para retomar el blog.

En fin, esta noche no he podido conciliar el sueño. Cada que cierro los ojos o incluso los dejo abiertos lo único que atraviesa por mi mente es tu voz.

Bueno, en realidad no es lo único... es tu voz acompañada de versos que misteriosamente quedaron plasmados en mi mente, digo misteriosamente porque ni tú ni yo sabemos cómo es que olvido todo.

Esos versos relatan historias que me hacen pensar en qué será de mi mañana cuando amanezca... mañana? Creo que ya veo la luz elevarse en el cielo y sigo sin logar pegar las pestañas a los cachetes por más de 5 minutos.

Pienso en ti, en por qué contestas a medias mis mensajes, en por qué me buscas y cuando me encuentras desapareces, pienso en qué será lo que estarás pensando, en quién tendrá el placer de verte dormir, en quién podrá disfrutar de tu espalda desnuda, en quién tiene la fortuna de acariciar tu pelo mientras duermes tranquilamente... porque si duermes tranquilamente verdad? porque sólo soy yo quien no puede con estos pensamientos... no?

Porque la verdad si no fuera así, estaríamos juntos, yo sería quien te abraza, te acaricia, te besa antes de dormir, porque si estuviera a tu lado, probablemente estaría dormida con una sonrisa profunda sabiendo que tu brazo está sobre mi pecho y que aún respiras.

Qué tonterías pienso, pienso. Pero luego no me parecen tonterías.
A veces tengo celos de todos y todas, a veces sé que no tengo por qué tenerlos. Otras veces me cuidas, me observas con tus ojos cristalinos y no veo más que a nosotros dos.

¿Qué diablos piensas?

Y por otro lado estoy yo. Como si no fuera suficiente contigo que no me dejas dormir apareciéndote de repente en mi mente, está el otro lado de la moneda: YO.

Qué es lo que quiero? Soy feliz? Por qué la sonrisa estúpida? Por qué estos nervios? Dónde está la emoción? Estoy perdida?

Mañana sólo quiero llegar y sonreír, fingir que tuve una excelente noche y que simplemente esto nunca pasó por mi mente, eso es lo que quiero y voy a hacer.