lunes, 18 de noviembre de 2013

Meduza vs. La Autoridad

"¡Ah! conque sí hay alguien en la vida de Meduza que marca autoridad sobre ella."

Desde que me dijeron esa frase no ha dejado de dar vueltas en mi cabeza. Y es que desde entonces me he dado cuenta que tengo serios problemas con la autoridad.

En pocas y resumidas palabras, odio sentir que estoy cumpliendo con lo que alguien me está obligando a hacer. Y cuando digo odio, me refiero a que me dan ganas de tomar a esa persona por el cuello y estrellarlo contra el escritorio, después patearlo y escupirle en la cara.

¿Por qué? Es la pregunta que me lleva a pensar en mi infancia y buscar a las figuras de autoridad... y es que ya pensándolo, siempre me salí con la mía. Lloraba un poco, hacía berrinche, gritaba, azotaba puertas y todo por un poco de atención y además para que la otra persona fuera a disculparse por no haberme tratado como reinita.

Ahora que me enfrento al mundo real, donde no todos van a escuchar mis berrinchitos, donde llorar y patalear no es suficiente para progresar, donde tengo que hacer las cosas y no esperar a que alguien las haga por mi... es entonces donde ya no puedo continuar.

Es entonces donde no sé por donde darle, donde me pierdo y no sé cómo continuar.

Cuando llega la autoridad a la que no le puedo hacer berrinchitos o cuando se presenta la situación en un lugar donde no me conviene patalear, me vuelvo impotente.
Los súper poderes desaparecen y soy completamente mortal.

Si no hago lo que en un inicio me propuse, la cabeza me da vueltas y el coraje corre por los ojos, las venas y hasta por la voz.
Respiro miles de veces antes de decir una palabra, pero no es suficiente. Las facciones tensas y malhumoradas ya se hicieron presentes y entonces viene la pregunta ¿Qué tienes? ¿Por qué estás así? ¿Estás preocupada? ¿Por qué la cara?

Preguntas que no dejan un espacio a la respuesta y que se vuelven como un taladro en la cabeza.

¡¡CÁLLATE!!.

Si lo que quieres es ayudar, lo único que necesito es que me dejes respirar y aceptar que una vez más se presenta frente a mi en el ring, mano a mano, el poder de la autoridad anticaprichos.

Y lo peor, es que aunque conozco el mal, aún no encontramos la cura.
Poco a poco los respiros valen para pura madre, las canciones relajantes ya no lo son, ya no hay pensamientos positivos, no hay la visualización de un futuro próximo diferente y el corazón sólo alberga odio.

Si usted tiene la cura, no dude en contactarme.

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