jueves, 21 de noviembre de 2013

Sólo quiero un apapachito

Sí, siempre lo olvido.

Pero lo recuerdo cuando ya está encima de mi, cuando ya está comiendome las entrañas y cuando ya no lo aguanto más.

Es ese pinche sentimiento de tristeza e impotencia y es que aunque usted no lo crea, tengo corazón de pollo.

Ahora la tristeza es que me cayó de nuevo la pedrada de sentirme completamente sola en este mundo, y es que somos individuales, nadie depende del otro tanto como pensamos. Sin embargo, no sé por qué me empeño en siempre esperar algo de los demás, al menos un sentimiento de reciprocidad de amistad, amor o cariño.

No hablo sólo de lo personal, sino de lo laboral. Es inútil intentar trabajar solos, es inútil intentar sacar adelante un proyecto, por pequeño que sea tú solo... y es que eso me ha enseñado la vida, a no ser sólo yo. A ser todos nosotros, no soy, somos.

Somos los que trabajamos aquí, somos los que vivimos aquí, somos los que caminamos por aquí, somos los que platicamos, somos los que comemos, somos, somos somos... ¿Los demás no lo notan? ¿De qué se trata cuando buscas salvarte sólo a ti?

¿Qué ganas con no ayudarle un poco al otro? ¿Qué ganas echándole pistas equívocas u obstáculos para entorpecer su camino? Lo peor es que no pretendo entenderlos, cada quien es un mundo. Lo que más impotencia y tristeza me da es que yo sigo esperando que los demás dejen de ser autónomos y también piensen en mi. En mis necesidades, en mis sentimientos, en mi cansancio, en mi bienestar...

Tal vez debo seguir fomentando eso en mi misma, para poder esperarlo de los demás.
Tal vez tengo que preguntar más acerca de cómo van las cosas y cómo apoyar para poder yo demandar algo similar.
Tal vez no es suficiente con lo que ya hago.

Pero sólo quiero un apapachito de vez en cuando, pero parece que no lo podré encontrar por el momento en ningún lugar... ¿entonces cuándo?

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